la mirada del miedo
Hay veces que, como una canción de cuna que solo te da
pesadillas;
miércoles, 13 de marzo de 2013
como un milagro obrado en silencio entre una sorda multitud
bulliciosa;
como una sonrisa con filo que corta tus muñecas sangrantes;
como una mirada intrépida al fondo de ese abismo entre tus
costillas;
el miedo nos devuelve la mirada.
Y caemos, como si cayéramos por altares pedregosos llenos de
clavos
pero vacíos de cruces, hasta tocar el fondo de un infierno
que nunca tuvo fuego.
De un lugar oscuro y aterrador que se esconde debajo de
nuestras camas,
en el interior de los armarios, entre las estrellas
cubiertas de polución,
en el interior de nuestro pecho ferroso, de nuestras
costillas casi quebradas.
Caemos hasta ese lugar en el que el miedo nos muerde,
en que nuestros propios perros nos ladran porque no nos
reconocen,
en que los árboles ya no tienen raíces y los cementerios no
tienen muertos.
Caemos, aterrados, hasta acabar de rodillas rezando a dioses
en los que no creemos,
porque el miedo nos devuelve la mirada y, en ella, solo
vemos una cosa.
En la mirada del miedo, solo nos vemos a nosotros mismos.
Etiquetas: Cielo abierto
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